En días pasados hablamos del día de todos los santos y del día de los fieles difuntos o día de los muertos, así como del día de las brujas y, también hicimos referencia al día de acción de gracias, todas festividades que celebramos en el mes de noviembre. Hoy nos corresponde hablar de las fiestas que celebramos en diciembre a saber, el 8 de diciembre en que el mundo católico celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción de María y que llamamos el día de las velitas, el día 24 o del nacimiento de Jesús, el 28 o día de los santos inocentes, el 1 de enero cuando las Iglesias Cristianas celebran el nombre de Jesús y que la mayor parte de las personas celebra el día de año nuevo y finalmente el 6 de enero en el cual se conmemora el día de los reyes magos.
De los cuatro Evangelios llamados Canónicos, sólo encontramos referencias al nacimiento y primeros años de Jesús en los Evangelios de San Mateo y San Lucas. En dichos Evangelios leemos que Juan Bautista, pariente de Jesús, fue el encargado de anunciar la venida de Jesús, el cual fue concebido milagrosamente por una virgen, prima de la madre del Bautista. También nos cuentan que por motivo de un censo de población, José y María, en avanzado estado de embarazo, tuvieron que viajar a Belén, donde María dio a luz en un pesebre. Textualmente dice el Evangelio de Lucas que «…en la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños», pastores que avisados por un ángel acudieron a adorar al recién nacido. Y San Mateo nos cuenta no sólo la visita de los magos, sino la matanza de los niños menores de dos años ordenada por el rey Herodes.
Si miramos estos hechos con el rigor histórico que desde el siglo XIX se miran los libros de la Biblia, encontramos en los relatos de Mateo y Lucas algunas discordancias: No hay constancia histórica de ningún censo, y si dicho censo hubiera existido recordemos que, por el machismo de la época, no hubiera sido necesario que María hubiera ido a Belén; tampoco hay constancia de la matanza de inocentes, a pesar de que la época del rey Herodes está muy bien documentada; si los pastores vivían en el campo y por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños, los hechos narrados no pudieron haber ocurrido en época de invierno, cuando el frío impedía vivir en el campo y turnarse en la noche para cuidar los rebaños; y, finalmente, lo relacionado con Juan el Bautista tampoco concuerda con los estudios actuales al respecto, más bien parece que Juan el Bautista era un predicador itinerante, que Jesús fue seguidor suyo durante un tiempo y luego, se abrió y se llevó algunos de sus seguidores.
La Biblia no dice cuando nació Jesús, sin embargo desde el año 354, con el emperador Teodosio II, se celebra el 25 de diciembre, hecho que se hizo para cristianizar las fiestas romanas llamadas Saturnales, durante las cuales los romanos celebraban el solsticio de invierno (el día más corto del año), como el del nacimiento del Sol, porque a partir de esa fecha los días se alargan, es como si el Sol, que había empezado a morir en el solsticio de verano (el día más largo del año), renacía en el solsticio de invierno; más tarde, cuando los romanos conquistaron pueblos asiáticos, se le agregó al nacimiento del Sol Invicto, el nacimiento de Mitra, con festividades durante las cuales se permitía toda clase de excesos.
Se trataba de fiestas solemnes y como los cristianos no lograban que los pueblos dejaran de celebrarlas, se inventaron esa fecha como la del nacimiento de Jesús. Hoy, la mayoría de la gente habla del nacimiento de Jesús, no de que se está celebrando el solsticio de invierno o el nacimiento del Sol Invicto o de Mitra.
Y así pasó con otras de las fiestas cristianas: el primero de enero los romanos celebraban, solemnemente, el comienzo del año, entonces los cristianos pusieron ese día la fiesta del nombre de Jesús. El 6 de enero se celebraba el nacimiento de la Luz Solar y del Tiempo, con procesiones de antorchas y gente que cantaba diciendo que una Virgen había dado nacimiento a la Luz y al Tiempo, entonces los cristianos hablaron de la Epifanía y dijeron que unos magos habían venido de oriente, porque una Virgen había dado a luz al hijo de Dios.
No obstante, la falta de rigor histórico, cada 28 de diciembre, no sabemos desde cuándo ni cómo, el mundo cristiano celebra el día de los santos inocentes, en el cual se acostumbra hacer bromas que hacen reír, a pesar de conmemorarse un hecho tan supremamente triste como puede ser una matanza de niños en época del Rey Herodes. Otra fiesta del mundo cristiano, o mejor del mundo católico, es el día de la Inmaculada Concepción que se celebra el 8 de diciembre y que fue instituida a partir del concilio de Trento y la Contrarreforma que le dio preponderancia a Maria, porque había sido virgen antes y después de tener a Jesús, a consecuencia del favor especial de Dios que la había librado del pecado original, hecho que se celebra el 8 de diciembre, aunque ahora pocas personas recuerdan el sentido católico del mismo y solamente disfrutan encendiendo velitas.
Y, aparte de Jesús, ¿cuáles son los personajes que tradicionalmente nos hablan de la Navidad y en general de todas las festividades de fin de año?
En primer lugar tenemos el «pesebre» que es una representación artística del nacimiento de Jesús, representación ideada por San Francisco de Asís y que se viene haciendo en el mundo católico desde el siglo XII, pero que en la actualidad ha tomado rasgos regionales; es así como en los países nórdicos tiene adornos invernales con nieve y trineos; adornos verdes, ríos y montañas en los países de la zona tórrida y adornos con arena y paisajes desérticos, en los países cercanos a los grandes desiertos de la tierra.
Otro personaje es papá Noel o Santa Claus o San Nicolás, que es un anciano bonachón encargado de llevar los regalos que se entregan en la Navidad o en la fiesta de los Reyes Magos, personaje que es el recuerdo de Nicolás de Myra un obispo que vivió en el siglo IV en la actual Turquía, obispo que acostumbraba regalar monedas de oro a las muchachas casaderas pobres, cuyas familias no tenían con que darles el dinero acostumbrado como dote, monedas que echaba en las medias que las muchachas colgaban a secar en la chimenea, de ahí la costumbre de adornar las chimeneas con medias, en las cuales se dejan pequeños regalos. A partir del siglo XIX, el comercio puso a este personaje a vivir en el polo norte y a viajar en trineo para hacer entrega de los regalos de Navidad; el trineo, como se acostumbra en esas regiones frías, está tirado por renos entre los cuales está Rudolph, un personaje que tiene una historia muy curiosa: resulta que Rudolph o Rodolfo era un reno discriminado por sus congéneres porque tenía una nariz roja que alumbraba (parece ser por obra de un hada): resulta que en una Navidad muy oscura en que Santa Claus no podía viajar desde el polo norte, Rudolph fue puesto al frente de los demás y guio el trineo a partir de entonces, haciéndose un personaje muy querido por los niños y que recuerda el cuento del patito feo, que no era un pato sino un hermoso cisne.
Finalmente, como «personaje» importantísimo de la época navideña tenemos el árbol, principalmente pino, que se acostumbra adornar con luces y los paquetes de regalos. En los países nórdicos, de origen celta, se veía el roble como un árbol sagrado que resistía los inviernos y al cual se le pedía que la naturaleza renaciera en la primavera, pasando el tiempo San Bonifacio, un santo holandés del siglo VII, queriendo quitar la connotación sagrada del roble, utilizó un abeto y lo adornó con luces, árbol que se anexó a la época navideña y que llegó a Inglaterra de la mano de Alberto, esposo de la reina Victoria, y que finalmente llegó a Estados Unidos y de allí al mundo entero, gracias a la obra del comercio, en el cual tuvo un papel destacado Coca-Cola.