Hay que conocer la Historia

En algún momento de su vida, Napoleón Bonaparte dijo que «el que no conoce su historia está condenado a repetirla», claro que esta frase ha sido adjudicada a otros personajes históricos, pero sin importar quien la haya dicho, debe ser verdad porque se repite a cada rato.

¿Y por qué la traigo a colación? Porque me duele Colombia y me duelen todos los países que no quieren o no pueden aprovechar las lecciones de la historia.

Empecemos hablando de los principales grupos guerrilleros que, hoy por hoy, existen y delinquen en Colombia y tratan de extender sus tentáculos a países vecinos:

El M-19 que, como grupo guerrillero, existió desde los años 70 hasta 1990 cuando se convirtió en partido político de izquierda, nació a raíz del supuesto fraude electoral del 19 de abril de 1970, cuando fue electo Misael Pastrana Borrero sobre Gustavo Rojas Pinilla. Digo «supuesto fraude electoral» porque nunca se supo si de verdad existió, ya que lo que en su momento se explicó fue que el gobierno prohibió a la prensa publicar datos electorales al pie de urna por considerar que no eran del todo exactos. Hubo un grupo de jóvenes que no aceptaron los datos oficiales y se convirtieron primero en guerrilla urbana y luego también hicieron incursiones en la zona rural, poniendo en jaque al gobierno y a la población colombiana durante 20 años. Considero que a este movimiento armado se le olvidó la historia porque estuvo del lado de alguien como Rojas Pinilla que no solo fue un dictador, sino el responsable de la matanza de colombianos desprevenidos, que asistían a la plaza de toros en Bogotá en febrero de 1956, sin contar los cargos de corrupción por aceptar fincas y ganado de personas interesadas en negocios estatales.

Las FARC (fuerzas armadas revolucionarias de Colombia), brazo armado del partido comunista, que desde los años 60 delinque en Colombia, extendiendo sus tentáculos a países vecinos al amparo de gobiernos de izquierda es otro grupo guerrillero al que se le olvidó la historia porque el partido comunista cayó desde los años 80, en un país que a pesar de haber heredado o mejor haberse apropiado de toda la magnificencia del imperio de los zares, entre 1960 y 1980 vio como la mortalidad infantil aumentó un 50% y la esperanza de vida bajó de 70 años a 67.7 sin contar los miles de muertos de las purgas de todos los gobiernos desde 1917 hasta los años 80.

El ELN (ejército de liberación nacional), es un movimiento que nació en 1964 y contó entre sus ideólogos a curas como Camilo Torres (colombiano y profesor universitario) y Manuel Pérez Martínez (cura español que entró ilegalmente a Colombia), además de estudiantes universitarios que después de estudiar en Cuba sufrieron también el contagio de tesis comunistas; y movimiento basado en la llamada “teología de la liberación” de origen católico que predica una opción preferencial por los pobres, es otro de los grupos de delincuentes al que también se le olvidó la historia porque las tesis comunistas están hoy mandadas a recoger y la interpretación de las Escrituras que propugna la teología de la liberación ha causado tantas muertes y ha sido mirada con cautela por las autoridades vaticanas porque las premisas históricas en que se basa tal interpretación no son del todo ciertas, ya que Jesús tuvo muy poco que ver con las doctrinas sociales de las iglesias cristianas. Y es que Jesús puede ser el fundamento y la base del Cristianismo pero él no lo fundó, ya que era un judío que murió siendo judío y más que por aspectos sociales, siempre estuvo preocupado por aspectos religiosos de su Judaísmo y por la situación política de Israel frente al Imperio Romano, tanto que los romanos lo mataron por sedicioso, sin contar con que su mensaje contenido en el Nuevo Testamento sufrió intercalaciones de sus seguidores durante por lo menos 5 siglos; por eso Alfred Loisy, sacerdote católico francés considerado hereje por la iglesia Católica pudo decir que «Jesús predicó la venida del reino de Dios pero lo que vino fue la Iglesia».

Y concluyendo digamos que al presidente Juan Manuel Santos también se le olvidó la historia porque en su afán por conseguir el Premio Nóbel de la Paz, se puso del lado de las FARC, olvidando que era el presidente de todos los colombianos no sólo de los miembros de las FARC. Es verdad que consiguió el Premio Nobel de la Paz, pero pisoteó la Constitución Nacional y dividió a los colombianos, olvidando lo que pasó en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando gracias al Mariscal Pétain, jefe del estado francés, colaboró con los alemanes, el pueblo francés terminó dividido, igual que Colombia a raíz de los acuerdos de paz de Santos con las Farc.

Para terminar, digamos que a los colombianos también se nos olvidó la historia porque le hemos prestado oídos a todas las tesis que propugnan por un gobierno de izquierda, que no es más que un eufemismo del comunismo, olvidando que éste como doctrina quedó absolutamente desprestigiado con la caída a partir de los años 80 no solo del país comunista más importante, Rusia, sino del emblema más visible, el muro de Berlín. Así que más que marchas y desórdenes lo que debemos hacer es no darle nuestros votos al político de turno y acudir a las urnas para elegir buenos candidatos o talvez a los menos malos.